Los primitivos pobladores de la zona.

     Las tierras que rodean la fortaleza están habitadas desde la Prehistoria. Hay importantes yacimientos arqueológicos del periodo Calcolítico (unos 2.500 años a. C.). Luego se sucedieron las civilizaciones celtibéricas, romana, visigoda, musulmana y cristiana.

     Como peculiaridad, el castillo de las Aguzaderas no está situado en un lugar elevado. Tiene la originalidad de estar situado en una vaguada. La ubicación utiliza la roca madre como cimiento y el abundante manantial, que brotaba entre las peñas, para el abastecimiento humano, ganadero y agrícola.

El origen del nombre.

     Según la tradición, el nombre Aguzaderas proviene del tipo de roca que sirve de cimentación al edificio. En esta roca madre acudían los jabalíes para afilar (aguzar) sus temibles colmillos y hozar en el manantial cercano.

     La conquista del Reino de Sevilla en nuestra zona geográfica se produjo entre el año 1240 y el 1248, en el contexto de la Reconquista cristiana de la Península Ibérica, que estaba en poder de los musulmanes desde la derrota de los cristianos visigodos, en la Batalla del Río Guadalete, en el año 711d.C. Dicho río pasa por el término municipal coronileño. La Reconquista de la antigua Hispania romana comenzó en Asturias y concluyó en el año 1492 con la conquista del reino Nazarí de Granada al rey Boabdil. 

     Las tropas castellanas estaban al mando del Rey castellano D. Fernando III (el Santo) y de su hijo D. Alfonso X (el Sabio).

     Colaboraron en la guerra: Castilla, León, Galicia, Navarra, Aragón y otros países como Portugal, Francia e Inglaterra. En la conquista del Reino de Sevilla participaron también tropas musulmanas de Granada e importantes familias judías. Entre los cristianos fue muy importante la participación de la Iglesia institucional y las Órdenes Militares religiosas de Calatrava, Alcántara, Santiago, San Juan o del Hospital y el Temple.

     El Reino de Sevilla era inmenso. Tenía dos fronteras; al Norte estaba la Banda Gallega (frontera con Portugal) y al Sur-Este la Banda Morisca (frontera con el Reino de Granada que llegaba a Málaga y Cádiz).

     La frontera forjó el carácter de los habitantes y de los pueblos fronterizos. La pervivencia durante doscientos cincuenta años, hizo que algunas localidades lleven grabados en su nombre esta circunstancia histórico-geográfica. En Cádiz tenemos las siguientes localidades cuyo nombre conserva este vestigio (de la Frontera): Jerez, Arcos, Conil, Chiclana, Vejer, Castellar y Jimena. En Sevilla tenemos a Morón; en Málaga, Cortes y en Córdoba tenemos Aguilar.

 La construcción del Castillo de las Aguzaderas se produjo tras la Reconquista, a mediados del SXIV

     La fortaleza la construyeron, íntegramente, los cristianos para defender la Frontera o Banda Morisca entre el Reino de Sevilla, el Reino Nazarí de Granada y el Protectorado Benimerín, establecido entre las costas de Málaga y Cádiz y la Serranía de Ronda y Cádiz.

     La primera obra y la más importante, se hizo a mediados del siglo XIV, concretamente entre los años 1348 y 1353. Cuando el castillo se edificó, su propietaria era la Santa Iglesia Catedral de Sevilla. El cabildo catedralicio desembolsó por su construcción la cantidad de 22.800 maravedíes. En dicho importe va incluido la mano de obra, la leña y las piedras que se utilizaron.

     En aquella época cada maravedí equivalía a 10 dineros y una dobla de oro castellana equivalía a 62’50 maravedíes, antes de la depreciación del año 1390.

     Los pagos por la construcción del castillo, los recibieron don Ferrant García (vecino de Sevilla) y don Domingo Pérez de Seguía (vecino de Utrera).         

Los cantos y los canteros

     Los bloques de piedra de mejor calidad, cortadas con maestría y precisión, se denominan cantos y a los oficiales que los labraban se les denomina canteros. Cada cantero grababa su bloque de piedra con una firma o signo identitario. En el castillo de Las Aguzaderas pueden observarse, al menos, 25 signos de canteros. Se estima que en la construcción participaron un total de 200 a 250 trabajadores.

Los propietarios

     Al Cabildo catedralicio de Sevilla le sucede como propietario el matrimonio formado por doña María Rodríguez de Mariño y don Per Afán de Ribera (el Viejo). Recibió el castillo de las Aguzaderas y el cargo de Adelantado de la Frontera, de la mano del rey Enrique II de Castilla. Su misión era coordinar la defensa fronteriza en toda Andalucía. Después de fallecer su primera esposa contrajo segundas nupcias con doña Aldonza de Ayala. Murió con 85 años, algo sumamente excepcional para su época. Durante su vida los habitantes de las Aguzaderas colaboraron en la Guerra contra Granada y en el cargo le sucedió su hijo D. Diego Gómez de Ribera y luego sus descendientes.

Algunas particularidades del castillo:

     El castillo de Las Aguzaderas se concibió como fortaleza militar. Tiene forma cuadrangular. Toda la construcción está diseñada como un cuartel; como un edificio austero y sobrio y no como una residencia palaciega. En este castillo se concentraban las tropas que vigilaban y protegían la zona. La guarnición servía de apoyo a las torres vigía y a otros castillos de la frontera. Estas torres y castillos cercanos formaban un anillo defensivo de Sevilla. Relacionados con Las Aguzaderas estaban otras fortalezas, como: El Castillo de las Cinco Esquinas de la Villa del Coronil, el castillo de Morón de la Frontera, el castillo de Cote -en el término municipal de Montellano-, Lopera -en Villamartín-, la Torre del Bollo (Bonliou), la del Águila, el castillo de Troya, el de la localidad de Utrera y el castillo de Los Molares con su torre del Bao.

     El castillo de las Aguzaderas tiene una sola puerta de entrada, que está protegida por una ladronera (un dispositivo defensivo de tiro vertical) y flanqueada por dos torres defensivas.

     El castillo posee en total siete torres: cuatro torres angulares; dos torres semicirculares -en los lienzos de muralla Este y Oeste- y una torre principal o torre del homenaje.

En el interior de la torre del homenaje hay dos excepcionales bóvedas vaídas.

     Tienen forma de media naranja y suponen una innovación arquitectónica extraordinaria y enigmática porque se anticiparon dos siglos a su uso en otras construcciones castellanas. La piedra clave de la cúpula inferior es un óculo, un hueco redondo que permitía la comunicación y el suministro entre la planta superior y la inferior.

     La Torre del Homenaje era el último reducto defensivo del castillo, gracias al espesor de sus muros –más de dos metros- y a la escalera de acceso tan estrecha y vertical era prácticamente inexpugnable.

     Un paseo de ronda o adarve recorre todo el perímetro del patio de armas. La muralla está rematada con almenas, que son los huecos rectangulares por donde atacaban los defensores y merlones de casquete piramidal, donde se parapetaban de las flechas enemigas. El punto más alto del castillo es la torre espécula o floreta, situado a 21m del nivel del suelo y a 51.10m sobre el nivel del mar.  

     Desde el terrado de la torre del homenaje se establecía cierta comunicación visual con las otras fortalezas cercanas utilizando espejos, hogueras, antorchas, columnas de humo, palomas mensajeras y correos humanos.

     En cada torre y en cada castillo se nombraba a un Alcalde, como máxima autoridad, que juraba pleito homenaje a su señor feudal comprometiéndose a defender la fortaleza con su tropa y no entregarla a nadie, excepto a su Señor o al propio Rey.

     El castillo de las Aguzaderas tiene un segundo patio, de dimensiones mucho más pequeñas, que servía para acceder al manantial sin tener que exponerse a salir de la fortaleza.

     El manantial estaba custodiado por una torre albarrana, unida al lienzo de muralla mediante un arco que se tapió cuando se construyó el patio pequeño.       

La unión de los señoríos de Las Aguzaderas y El Coronil.

     El 29 de enero del año 1419, el matrimonio formado por Dª. Beatriz Portocarrero y su esposo, D. Diego Gómez de Ribera, heredero de Las Aguzaderas, compraron el señorío de El Coronil, con su villa, vasallos, castillo, pastos, aguas y la justicia civil y criminal, a un nieto de Ruy Pérez de Esquivel que se llamaba D. Fernando Rodríguez de Esquivel. A partir de entonces se unieron los dos señoríos bajo una misma linde y se constituyó el término municipal coronileño, con esa forma característica tan alargada. El territorio de El Coronil limita con Villamartín, Puerto Serrano y Algodonales en el lugar denominado de  “Los Cuatro Mojones” en referencia a los cuatro términos municipales que confluyen en aquel lugar, conocido en tiempos de los moros con el nombre de Taçibáa, (la alberca o laguna de los lobos). En tiempos de la civilización romana pasaba por allí la antigua calzada que unía Córdoba con Carteia y hoy en día es un punto de paso entre la Campiña sevillana, Ronda, Gibraltar y la costa gaditana-malagueña.

     Aconsejamos al visitante que realice la visita del Castillo de las Aguzaderas sin prisas, recreándose en la maravilla que supone tener ante sus ojos una fortaleza medieval tan excepcional, quizás el castillo militar mejor conservado de toda Andalucía.

     Nuestro consejo es que complete esta visita con una excursión a las otras fortalezas y castillos de la zona. Tómese el tiempo necesario para pasear por nuestra localidad. Disfrute de nuestra gastronomía y de la hospitalidad de nuestro pueblo.

     Para el Excmo. Ayuntamiento de El Coronil, extractos de Francisco de Paula Galbarro de su libro “Érase una vez un pueblo… Las Aguzaderas”.

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Vista cenital del castillo de las Aguzaderas
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