La celebración de Corpus en Marchena, a diferencia de otras localidades, no ha trasladado su fecha de celebración al domingo, manteniéndola el jueves (tras sesenta días del Domingo de Resurrección).
En los últimos años ha experimentado una importante reactivación que ha implicado tanto a las cofradías y hermandades locales como al consistorio y especialmente a grupos de vecinos de Marchena.
Los preparativos consisten en la preparación de los pasos que conformarán la comitiva procesional, el engalanado de las calles y fachadas y en el montaje de numerosos altares a lo largo del itinerario que realizará la procesión. La iniciativa del ayuntamiento de organizar un concurso de altares y fachadas ha incentivado considerablemente la participación ciudadana.
El día del Corpus, tras la celebración de una misa con asistencia del clero, de las hermandades y de la corporación municipal, el cortejo sale de la iglesia de San Juan Bautista y desfila por el itinerario preestablecido siguiendo un estricto protocolo. En el pasado el desfile se limitaba a la salida procesional de la custodia, no obstante, la procesión del Corpus fue recuperando paulatinamente elementos del cortejo tradicional e incorporando elementos nuevos, sufriendo notables transformaciones. El ritual que se ha recuperado hoy busca emular la suntuosidad de las procesiones del pasado, replicando su esmerada decoración, en clave contemporánea. En la procesión del Corpus Christi son representados los estamentos de la sociedad civil, sin embargo, son sobre todo las hermandades y las asociaciones religiosas las instituciones que cobran mayor relevancia, subrayando su centralidad para la vida social de la localidad.
Las calles de Marchena se transforman en un bello escenario donde tiene lugar la procesión, las casas de la ciudad engalanan sus fachadas con cuadros, mantones, objetos de bronce, tapices, imágenes de santos y macetas cuajadas de flores como símbolos sagrados de un día que se viene celebrando desde hace siglos.
La noche de vísperas de la procesión, se montan los magníficos altares que realizan las hermandades, asociaciones, conventos y vecinos para participar en el tradicional Concurso de Altares y Fachadas.
La procesión, que parte de la Iglesia Matriz de San Juan Bautista, es de gran solemnidad. Los niños carráncanos, encargados de “arrancar” la procesión abren el cortejo custodiados por un pertiguero y acompañados de los niños que hayan recibido la primera comunión en este año.
El visitante creerá estar haciendo un viaje al siglo XVIII: estandartes e insignias históricas, personas del cortejo con trajes de época al son de una banda música, una coral o un trío de capilla. Asimismo, en el desfile procesionan representantes de las instituciones eclesiásticas, civiles, militares. De gran admiración, por su valor y belleza, son los pasos que componen el cortejo; el del Niño Jesús del siglo XVII, conocido popularmente como “Niño Hermoso”, el de la Inmaculada Concepción, alumbrado por candelabros de guardabrisa, la Reliquia de San Juan Grande, la Reliquia de San Sebastián representando al patrón de Marchena portada por cuatro jóvenes a hombros sobre un templete del siglo XVII. Y cerrando la procesión, la soberbia custodia de plata sobredorada realizada por Alfaro en 1575, que cobija el Santísimo Sacramento, una de las más importantes joyas patrimoniales de la provincia de Sevilla y una de las piezas de orfebrería más importantes de España.
